Puerta del Sol, vista desde el Oso y el Madroño. Foto: S.C |
Son numerosos los acontecimientos y personajes históricos ligados a la Puerta del Sol. En 1561, cuando Madrid se convierte en capital del Estado, trasladándose la Corte desde Toledo, era un lugar de mala fama en un extremo de la Villa. Sin embargo, Madrid estrenó el siglo XVIII con la entrada triunfal de Felipe V en esta plaza para instaurar la dinastía Borbón en España.
En 1808 fue escenario de uno de los focos de resistencia más heroicos de los madrileños frente a las tropas de Napoleón. Una placa en la fachada de la Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, conmemora aquella hazaña del Dos de Mayo.
En Sol fue muy famoso el café de Levante, decorado por el pintor Alenza, cliente habitual junto con Goya. Más tarde fue asiduo parroquiano y contertulio Rubén Darío, y en el siglo XX, Arniches y el torero Vicente Pastor. En los alrededores de esta plaza eran numerosos este tipo de establecimientos, varios de ellos famosos por ser escenario de tertulias artísticas, literarias o políticas, como Lorencini, San Sebastián, La Cruz de Malta, Pombo y La Fontana de Oro, que dio nombre a la primera novela de Galdós.
En 1912, frente al escaparate de la librería San Martín murió asesinado el presidente del Gobierno José Canalejas. Sobre este el edificio y durante 80 años brilló el gran anuncio del vino jerezano Tío Pepe, hasta que en 2012 fue retirado por obras de remodelación del inmueble. El luminoso volvió a instalarse en 2014, pero en el número 11, frente a la sede de la Comunidad de Madrid. En el número 1 de la plaza se fundó, en 1919, la tienda de corbatas más antigua del mundo, la segunda se instaló poco después en Nueva York. El primer anuncio publicitario se colocó en el escaparate de un dentista, en 1873. Se trataba de un canario artificial que cantaba, por lo que congregaba a muchos curiosos.
El edificio más importante es la Casa de Correos. Fue construida entre 1766 y 1768 por el arquitecto francés Jaime Marquet. En el centro de la fachada se puso el reloj que había en la iglesia del Buen Suceso, hasta que el famoso relojero Losada regaló el actual, que se alza sobre el edificio y cuyas campanadas de fin de año son un gran acontecimiento.
La Puerta del Sol, centro del Madrid histórico y meollo de la actividad social madrileña, debe su nombre a una antigua edificación de carácter defensivo. Los madrileños, afines a la rebelión de los Comuneros de 1520, construyeron en este enclave una fortificación cuya puerta tenía un arco en el que se veía una representación del sol. Otra versión afirma que el nombre de esta plaza deriva de una puerta que allí existía con la representación solar y que en 1520, por necesidades defensivas, fue convertida en fortaleza. Esta puerta-fortaleza fue derribada en 1570 para ampliar lo que entonces era la salida oriental de la Villa.
En 1808 fue escenario de uno de los focos de resistencia más heroicos de los madrileños frente a las tropas de Napoleón. Una placa en la fachada de la Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, conmemora aquella hazaña del Dos de Mayo.
En Sol fue muy famoso el café de Levante, decorado por el pintor Alenza, cliente habitual junto con Goya. Más tarde fue asiduo parroquiano y contertulio Rubén Darío, y en el siglo XX, Arniches y el torero Vicente Pastor. En los alrededores de esta plaza eran numerosos este tipo de establecimientos, varios de ellos famosos por ser escenario de tertulias artísticas, literarias o políticas, como Lorencini, San Sebastián, La Cruz de Malta, Pombo y La Fontana de Oro, que dio nombre a la primera novela de Galdós.
En 1912, frente al escaparate de la librería San Martín murió asesinado el presidente del Gobierno José Canalejas. Sobre este el edificio y durante 80 años brilló el gran anuncio del vino jerezano Tío Pepe, hasta que en 2012 fue retirado por obras de remodelación del inmueble. El luminoso volvió a instalarse en 2014, pero en el número 11, frente a la sede de la Comunidad de Madrid. En el número 1 de la plaza se fundó, en 1919, la tienda de corbatas más antigua del mundo, la segunda se instaló poco después en Nueva York. El primer anuncio publicitario se colocó en el escaparate de un dentista, en 1873. Se trataba de un canario artificial que cantaba, por lo que congregaba a muchos curiosos.
La plaza ha conocido numerosas restauraciones. En 1854 se iniciaron los proyectos que dieron paso a la histórica reforma y ampliación de la Puerta del Sol, cuyas obras terminaron en 1862, dando a este enclave su imagen actual. Anteriormente, en esta plaza existieron tres templos: la iglesia del Hospital del Buen Suceso, el convento de los Mínimos de la Victoria y el convento e iglesia de San Felipe el Real, en cuyo entorno estaba el más famoso de los mentideros de la Villa.
El cronista madrileño Mesonero Romanos
escribió que por entonces era Sol el centro de comunicaciones de la ciudad
"punto céntrico de la estrella de calles que forman el casco de la
Villa" y declaraba urgentísima su ampliación y la correcta alienación de
las calles que en ella desembocaban, como Arenal, del Carmen o Preciados.
Todas las casas se construyeron con igual fachada y
pertenecieron a Manzanedo, financiero del siglo XIX, duque de Santoña, que se dedicó a las inversiones en vivienda en esta zona, por
eso llamaba a la Puerta del Sol “el patio de mi casa”. Desde aquella época, la
mayoría de los alcaldes han querido dejar su nombre ligado a este espacio, a
través de reformas grandes o pequeñas que en ocasiones han levantado polémicas.
A partir de 1986 las reformas más significativas han sido la instalación de farolas
modernas, la colocación de una réplica de la famosa estatua conocida como 'La Mariblanca', el desplazamiento a un lado u otro monumento del Oso y el Madroño, la ampliación de aceras, el embellecimiento de edificios, la
restricción del tráfico de vehículos, la construcción de una fuente circular,
la colocación de la estatua de Carlos III o el intercambiador de transportes, con una entrada
vanguardista.
El edificio más importante es la Casa de Correos. Fue construida entre 1766 y 1768 por el arquitecto francés Jaime Marquet. En el centro de la fachada se puso el reloj que había en la iglesia del Buen Suceso, hasta que el famoso relojero Losada regaló el actual, que se alza sobre el edificio y cuyas campanadas de fin de año son un gran acontecimiento.
La Puerta del Sol, centro del Madrid histórico y meollo de la actividad social madrileña, debe su nombre a una antigua edificación de carácter defensivo. Los madrileños, afines a la rebelión de los Comuneros de 1520, construyeron en este enclave una fortificación cuya puerta tenía un arco en el que se veía una representación del sol. Otra versión afirma que el nombre de esta plaza deriva de una puerta que allí existía con la representación solar y que en 1520, por necesidades defensivas, fue convertida en fortaleza. Esta puerta-fortaleza fue derribada en 1570 para ampliar lo que entonces era la salida oriental de la Villa.
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