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09 diciembre, 2023

El origen de la calle de la Amnistía

La pequeña calle con edificios de viviendas de cuatro o cinco plantas, iluminada por farolas adosados a sus fachadas.
Calle de la Amnistía.

La calle de la Amnistía pertenece a un enclave madrileño de pequeñas calles del barrio de Palacio, cuyos nombres recuerdan algunos de los episodios más agitados del siglo XIX en España. Discurre esta vía entre la calle del Espejo y la plaza de Ramales, un entramado urbano que se remodeló después de la guerra de la Independencia. Tras la expulsión de las tropas francesas, Fernando VII volvió a ocupar el trono de España, en 1814, y temiendo que las corrientes liberales terminaran con la monarquía en España, derogó la Constitución de 1812 y decretó el encarcelamiento de quienes se opusieran o cuestionaran su despótico gobierno.

Desde entonces y durante más de una década, gentes de la cultura y el arte, de la política y la milicia marcharon al exilio para evitar la tortura y la prisión, entre otros Goya, Joaquín Vizcaíno, marqués viudo de Pontejos, Blanco White, Salustiano Olózaga o Losada, creador del reloj de la Puerta del Sol años después, y muchos otros liberales que defendían las ideas reformistas y la Constitución. Francia e Inglaterra fueron sus destinos durante años y los que permanecieron en España, sospechosos o acusados de simpatizar con la causa liberal y los principios constitucionales fueron perseguidos y encarcelados. 

En Madrid, las cárceles se quedaron pequeñas y hubo que modificar varias casas en este barrio, una zona que había quedado llena de escombros durante la guerra, por los derribos de iglesias y viviendas ordenados por el rey intruso, José I, en su afán por abrir plazas y paseos en el espeso caserío madrileño.

En la discusión política actual algunos mezclan ambos conceptos.
Rótulos de la esquina de la calle Amnistía. 
A la muerte de Fernando VII, en 1833, la que era su sobrina y cuarta esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, como reina gobernadora, otorgó una amnistía que permitió el regreso de los exiliados y la excarcelación de los presos políticos. Con esta medida, que se sumaba a otra amnistía menor del año anterior, la regente se aseguraba el apoyo de los liberales frente a los absolutistas, contrarios a que su hija Isabel, de tres años, fuera la reina de España, y partidarios de que la corona fuera para Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII. La disputa entre ambos bandos desembocó en las llamadas guerras carlitas que se sucedieron a lo largo el siglo XIX, guerras civiles entre «isabelinos o cristinos», defensores de reformas e ideas ilustradas, y los «carlistas», partidarios de la monarquía tradicional y la Inquisición. 
En el chaflán a la plaza de Ramales tiene bonito mirador en la planta superior y sobre él un torreón cuadrado.
Casa-palacio de Ricardo Augustín.

Con la amnistía, las cárceles del barrio de Palacio volvieron a ser viviendas, se abrió una nueva calle y para conmemorar esta liberación se le puso el nombre de calle de la Amnistía. Las placas de cerámica que lucen las esquinas de esta vía representan unos grilletes rotos sobre un edicto real. En concreto, la calle tiene intersección con la  de Santa Clara, en cuya esquina se encuentra la casa donde vivió y se suicidó Larra en 1837. Junto a la confluencia con la calle del Espejo, en el número 2 de ésta, una placa señala que allí vivió Francisco de Goya en 1777. Otra curiosidad es la esquina de las calles Amnistía e Independencia, con ambas placas muy próximas entre sí, lo que resulta una foto sorprendente para algunos transeúntes. Por último, tiene cruce con la calle de la Unión, que como otras del entorno hace referencia a la Guerra de la Independencia o a batallas de las guerras carlistas: calles Vergara, Requena y plaza de Ramales. 

El edificio más destacado de esta calle es la casa-palacio de Ricardo Augustín, un hombre de negocios para quien la construyó el arquitecto Cayo Rendón Tapiz a principios de los años 20 del siglo pasado. Es un inmueble eclético situado entre Amnistía y Vergara, en el que destacan su torreón, las cornisas y balcones, y en la esquina con Vergara posee la única virgen esquinera que queda en Madrid. Tiene fachada a la plaza de Ramales, casi frente a la columna que recuerda que allí estuvo la iglesia de San Juan, donde fue enterrado Diego Velázquez.