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26 agosto, 2019

Edificio Telefónica, el primer rascacielos europeo

Fachada en la Gram Vía esquina calle Valverde
Edificio Telefonica. Foto: S Castaño
La construcción del edificio de Telefónica en la Gran Vía suscitó entre los madrileños una expectación similar a la que produjo la estación de Atocha casi 40 años antes. La utilización de tecnologías y grúas desconocidas hasta ese momento en la ciudad, el millar de trabajadores empleados en la obra y el uso de grandes vallas anunciadoras convirtieron su edificación en casi un espectáculo.

El edificio de la Telefónica, con 89 metros de altura, fue el primer rascacielos de Europa, aunque el título le fue arrebatado al poco tiempo por la Torre KBC de Amberes, de 97 metros. Su construcción en un tiempo record (de octubre de 1926 a marzo de 1929) requirió unos recursos humanos, económicos y materiales como no se conocían antes en España. Más de mil obreros levantaron la mole de metal, hormigón y piedra que algunos compararon al ‘monasterio de El Escorial en pie’, en la que se emplearon más de 3.000 toneladas de hierro. Desde su puesta en funcionamiento, en julio de 1929, contó con 1.800 trabajadores fijos y atendía 20.000 líneas telefónicas las 24 horas.

El edificio se levantó en un el solar de 2.280 metros cuadrados, destinado en principio a unos grandes almacenes, situado al inicio del segundo tramo de la Gran Vía, llamado entonces avenida de Pi y Margall, casi frente a la Red de San Luis. Se construyó una pequeña central telefónica provisional mientras se levantada el edificio actual. Del solar se vaciaron miles de metros cúbicos de tierra y se construyeron pozos de cimentación de hasta 20 metros de profundidad, quedando por debajo del túnel de la primera línea del Metro, Sol-Cuatro Caminos, inaugurada pocos años antes. Como elemento esencial del carácter que la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) quería imprimir al edificio, se apostó por la portada de estilo barroco madrileño que luce el edificio hasta la tercera planta y recuerda a las portadas de Pedro de Ribera.

El responsable final de la construcción de este gigante fue el joven arquitecto Ignacio de Cárdenas, director del departamento de edificios de Telefónica desde 1927, aunque en la compleja planificación del inmueble intervinieron desde el principio otros expertos, sobre todo el arquitecto estadounidense Louis S. Weeks, que proyectó la estructura metálica según las normas obligatorias de Nueva York. 

Vista del edificio en el entorno desde la terraza del Círculo de Bellas.
Telefónica en el paisaje de la Gran Vía, Foto: A.Castaño

La nueva central de la CTNE, con sus 14 plantas y dos sótanos, 753 ventanas y fachadas laterales a las calles Valverde y Fuencarral, alojó en cuatro de sus plantas los equipos telefónicos. Las demás plantas se dedicaron principalmente a oficinas de la compañía, dirección y servicios internos. En la azotea, se instalaron los motores para sus cuatro ascensores, con capacidad para 16 personas cada uno, y en la torre una galería y un depósito de agua de 40.000 litros.

Muchos urbanistas comentaron que, por sus dimensiones, el edificio hubiera lucido mucho mejor si se hubiera construido un poco más abajo frente a la Red de San Luis.

Antes de estar terminado y en un salón de la tercera planta engalanado para la ocasión, el rey Alfonso XIII inauguró en octubre de 1928 las comunicaciones telefónicas transoceánicas, primero con Norteamérica, hablando con el presidente John Calvin Coolidge, y al mes siguiente con Cuba, conversando con su presidente, el general Gerardo Machado y Morales.

 
Sacos terreros cubren la fachada hasta la segunda planta.
La fachada se protegió con sacos terreros en la guerra.

Por su altura e importancia como enclave de telecomunicaciones, la sede de Telefónica se vio sometida a continuos bombardeos del ejército franquista durante la guerra civil, en  Madrid desde noviembre de 1936. Además de ser un objetivo a destruir, las tropas rebeldes instaladas en la Casa de Campo usaban como punto de referencia el edifico para bombardear el centro urbano. Por este motivo los madrileños llamaban a la calle la 'avenida de quince y medio', por el calibre de los obuses que cada día caían en la zona. Los pisos superiores fueron desalojados, pero los equipos telefónicos y los ascensores siguieron funcionando. La azotea era utilizada por las tropas de la República para vigilar los movimientos de los militares sublevados y los sótanos servían de refugio antiaéreo a la población. Pese a los miles de impactos, sobre todo en la fachada de la calle Valverde, el edificio resistió.


En esta etapa el rascacielos madrileño acogió durante un tiempo la oficina de censura de prensa extranjera, dirigida por el escritor Arturo Barea, adonde acudían a diario una decena de corresponsales extranjeros, entre ellos Hemingway y John Dos Passos, alojados en el cercano hotel Florida de la Plaza de Callao, para poder enviar sus crónicas. Luego, por la amenaza continua de las bombas, la oficina se trasladó al Ministerio de Estado, en el Palacio de Santa Cruz.

La CTNE, fundada en 1924 por la norteamericana ITT Corporation (International Telephone & Telegraph), que obtuvo ese año la concesión del servicio telefónico en España, aliada con inversores españoles, afrontó la reforma y ampliación del servicio telefónico español, que hasta ese momento gestionaban diferentes empresas públicas y privadas. La experiencia española abrió la puerta a Europa a la ITT. 

Interior de la escalera de caracol, con gran estructura de hierro.
Esclera del Espacio Fundación Telefónica. A. Castaño.

Entre 1951 y 1955 el edificio de Telefónica fue ampliado, de acuerdo con los planos de Ignacio de Cárdenas. Fue el edificio más alto de Madrid hasta 1953, año en que se terminó el Edificio España, de 111 metros de altura, en la Plaza de España.


En 1967 se instalaron los relojes del edificio en las cuatro caras de la torreta, que se iluminaban de rojo al atardecer. En 2013 el color cambió al azul, por el color corporativo de la compañía.
En 2006 Telefónica inició el traslado de su sede central al barrio de Las Tablas, en la zona norte de Madrid. Es un complejo de 13 edificios con una superficie de 140.000 de metros cuadrados donde la compañía agrupa a los miles de empleados que antes tenía en edificios repartidos por toda la ciudad.

Hoy día, el histórico edificio de la Gran Vía acoge en cuatro plantas el Espacio Fundación Telefónica, con acceso desde la calle Fuencarral, uno de los referentes del circuito cultural madrileño, por sus colecciones de arte, exposiciones temporales, conferencias, presentaciones y otras actividades. Asimismo, cuenta con tienda y servicios de atención al cliente.