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19 julio, 2018

El Madrid de la II República

Vista general de la plaza con numerosos viandantes, coches y tranvías de la época
Puerta del Sol, 1935. Foto anónima.
La victoria de los republicanos en las elecciones municipales de abril de 1931, convocadas por el último gobierno de la monarquía de Alfonso XIII, abrió una época de esperanza para los madrileños que votaron mayoritariamente por los ideales democráticos. El triunfo  de los republicanos frente a los monárquicos en la capital y en las principales ciudades del país provocó la caída de la monarquía. Las elecciones generales celebradas poco después confirmaron la amplia mayoría de la alianza entre los partidos republicanos y el Partido Socialista Obrero Español.

Todo se precipitó en Madrid desde la jornada electoral del 12 de abril. A primera hora de la mañana, los barrenderos extendieron en la Puerta del Sol y calles aledañas varios carros de arena para evitar que los caballos de la policía resbalaran en caso de intervención. No fue necesario, aunque durante la víspera hubo tensiones entre republicanos y monárquicos concentrados en esta plaza, dando vivas al rey o a la República.

El 14 de abril, a instancias del Gobierno, Alfonso XIII declaró el abandono temporal del poder y salió de Madrid por la Casa de Campo hacia el exilio. En la Puerta del Sol, miles de personas festejaron el cambio de régimen político. Desde el edificio de Gobernación –hoy sede de la Comunidad de Madrid- los representantes del nuevo Gobierno provisional proclamaron la II República.

 
En la Puerta del Sol un grupo de personas se eleva sobre la multitud enarbolando una bandera republicana.
Proclamación de la II República. Foto Alfonso

La candidatura republicana madrileña, coalición republicano-socialista, estaba representada por destacados personajes, como Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Eduardo Ortega y Gasset, Julián Besteiro, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Álvaro de Albornoz, Cayetano Redondo, Rafael Salazar o Pedro Rico. La candidatura monárquica al Ayuntamiento contaba también con hombres prestigiosos, como Ramón de Madariaga, Luis María Zunzunegui, Fernando Suárez de Tangil y Angulo, conocido como conde de Vallellano, Apolinar Rato y Rodríguez San Pedro, Luis Barrena, marqués de Encinares o Alonso de Ojeda.

El mismo día que el rey abandonaba la capital, la nueva corporación municipal nombró alcalde al madrileño Pedro Rico. A los cinco días de su mandato pudo dar una noticia muy esperada por los madrileños: la cesión al Ayuntamiento de la Casa de Campo y de los jardines del Campo del Moro.

El optimismo del nuevo alcalde se vio pronto ensombrecido por la acción de grupos de exaltados y violentos que se dedicaban a quemar iglesias, conventos y otros edificios religiosos. Entre los logros de Pedro Rico destacan las iniciativas sociales, la apuesta por la construcción de centros escolares para los más de 50.000 niños madrileños sin escolarizar por falta de escuelas, la concesión de becas escolares para los más pobres y bien capacitados, y los comedores escolares para miles de alumnos.

El Ayuntamiento contrató temporalmente a 10.000 desempleados y puso en marcha la  construcción de viviendas baratas, con un presupuesto de 30 millones de pesetas. Como curiosidad, ordenó que las criadas pudieran utilizar siempre el ascensor, algo que tenían prohibido hasta entonces aunque vinieran de hacer la compra.
Un grupo de personas en un lateral de la plaza junto a un vehículo de transporte de viajeros.
Plaza Mayor, 1932. Foto anónima.
 


La II República llegó en un periodo de crisis económica mundial por los desastres de la I Guerra Mundial. El Gobierno apostó por reactivar la economía y reducir las cifras del paro mediante la construcción de edificios públicos. En Madrid, entre otros, destaca el  proyecto de una estación en Chamartín para enlazar los trenes del norte con la estación de Atocha, mediante un túnel subterráneo bajo el paseo de la Castellana o el proyecto de Nuevos Ministerios -terminado al principio de la dictadura-, sobre los terrenos del antiguo hipódromo, que fue trasladado a la Quinta del Pardo.

Para celebrar el primer año de República, el Ayuntamiento organizó en el paseo de la Castellana un desfile de los servicios municipales que resultó un éxito. Miles de madrileños aplaudieron al paso de los guardias municipales,
los bomberos, los vehículos de las casas de socorro, del laboratorio municipal y de la banda municipal, los operarios del matadero completamente ataviados, barrenderos y basureros con su carros y útiles de trabajo, los vehículos de riego y limpieza y los nuevos autobuses comprados por el Ayuntamiento.

En los años de la Segunda República se construyó el viaducto que cruza la hondonada de la calle Segovia, que sustituyó al viaducto de hierro levantado en la segunda mitad del siglo XIX. También se continuó la creación de la Ciudad Universitaria. Los barrios de la capital crecieron, sobre todo los más alejados del centro, donde se estableció una gran población de obreros. Se crearon muchas colonias de casas baratas, edificios escolares, el mercado central de Pescados o el mercado de Olavide. Este último fue dinamitado a principios de los años 70 por el alcalde García Lomas.
Imagen del desfile en la Castellana. En primer plano los barrenderos.
Desfiles de los servicios municipales, 1932. ARMH.
 


El 23 de abril de 1933 se celebraron nuevas elecciones en las que por primera vez las mujeres pudieron ejercer el derecho al voto. Ganó la derecha en conjunto, pero en Madrid vencieron los socialistas y Pedro Rico mantuvo el puesto. Ese año se implantó una moderna red de autobuses que llegó a tener 9 lineas y 43 vehículos, entre ellos algunos de dos pisos, que comenzaron a circular por Madrid por primera vez.

Hacia finales del periodo republicano Madrid tenía más de un millón de habitantes distribuidos en 10 distritos: Palacio, Centro, Latina, Congreso, Universidad, Chamberí, Buenavista, Hospital, Inclusa y Hospicio. La ciudad contaba con nuevos tramos de la red del Metro y el número de vehículos había aumentado hasta 59.000, entre ellos más de 3.200 taxis. Los madrileños llenaban las 47 salas de cine de la ciudad, al precio de una peseta la entrada al patio de butacas, y los 11 teatros, a dos y tres pesetas la entrada. Cafés y cervecerías prosperaban en toda la ciudad y se vivió una revitalización del cuplé, género musical que había desaparecido una década atrás, con la dictadura de Primo de Rivera.
 
Las tensiones y los duros discursos entre partidos políticos se acentuaron a partir de 1936, año de elecciones generales que ganó el Frente Popular, coalición de izquierdas. Extremistas de izquierda y derecha cometieron asesinatos en Madrid, como el del diputado monárquico José Calvo Sotelo a mediados del mes de julio. En el mes de julio, el fracaso del golpe de Estado de una parte del Ejército, que se venía gestando desde meses antes, provocó la guerra civil en España. Se truncaron las esperanzas y los proyectos y se abrió un periodo incierto, cruento, de grandezas y miserias en el que de nuevo Madrid y los madrileños fueron protagonistas.