Restos de la muralla árabe. Foto: FCh. |
Como en todas las fortificaciones árabes, las torres de vigilancia de la muralla eran de planta cuadrada y se situaban cada 20 metros. En los planos del siglo XVII se mencionan las torres de Gaona y Narigües. Esta última se asomaría al precipicio de la calle Segovia, en lo que hoy es el viaducto.
Barrio de la Morería
Placa de una calle del Madrid medieval. |
En el Madrid árabe, la ciudad, lo que los árabes llamaban medina, albergaba a unos dos mil o tres mil habitantes y tenía dos calles principales: la actual calle Mayor, que se llamaba al-suq al-Qabir (zoco mayor) y la de Sacramento. La mezquita más importante estaba entre las calles Mayor y Bailén, y los baños más populares se situaban bajo el Viaducto, junto a la fuente de los Caños Viejos, una de las más antiguas de Madrid. Las calles eran sinuosas, como aún pueden verse en varios lugares del llamado Madrid Medieval o Barrio de la Morería.
En esta época los fontaneros eran los encargados de hallar y canalizar el agua, tan importante en la cultura árabe. Uno de ellos, mozárabe (cristianos que vivían bajo dominio e influencia árabe), fue San Isidro, aunque más tarde los intereses de la iglesia, propietaria de tierras, le convirtieron en labrador para agradar a sus siervos. Sin embargo, según las tradiciones, sus milagros casi siempre están relacionados con el agua y, al parecer, el santo construyó un pozo en una casa de la calle Mayor.
Otros oficios de los madrileños de entonces eran los curtidores, asentados en las calles en pendiente, para favorecer que escurriera el agua que necesitaban para su trabajo. O los herreros, que se establecían en lo que hoy es el Mercado de San Miguel, donde fabricaban armas para los soldados y piezas para tejedores, alfareros y otros artesanos.
Orígenes de Madrid
A lo largo de la historia, la presencia de pobladores en Madrid ha sido continua desde el Imperio Romano, por su situación estratégica como cruce de caminos. Fue el emir Muhammad I quien levantó en los años 852-56 un alcázar y fortificó la aldea llamada Mayrit (Matric en la lengua romance de los aldeanos), cuyo nombre derivó con los siglos en Magerit y luego Madrid.
El poblado madrileño comenzó a tomar importancia entre los siglos VIII y IX, cuando los cristianos astures comenzaron a hacer frecuentes y violentas incursiones en la zona. En
el año 866 ocupó el poder en Asturias Alfonso III El Magno. Hasta entonces las incursiones de los cristianos se había limitado a pillajes ocasionales en poblados poco protegidos.Su
hijo, Ramiro II, atacó Madrid y en represalia, Abd al Rahman III
saqueó Burgos. Alfonso VI, proclamado rey de Castilla y León, tras la
misteriosa muerte de su hermano en el cerco de Zamora, fue quien tomó
Madrid entre los años 1080 y 1090. Desde ese momento, ante el avance de los reinos cristianos hacia el sur de la Península, Madrid se convirtió en pieza clave para dominar la ruta que enlazaba los enclaves musulmanes de Toledo y Zaragoza.
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