Jardiel Poncela. Biblioteca Nacional. |
El dramaturgo y novelista madrileño Enrique Jardiel Poncela fue el maestro indiscutible inventando situaciones, intrigas y misterios inverosímiles cargados de humor, además de auténtico precursor del teatro de humor contemporáneo.
Desde sus primeras obras introdujo un nuevo humor no suficientemente comprendido durante muchos años, por ello en los estrenos de sus comedias siempre hubo críticos detractores, quizás por lo imprevisible y desconcertante de los desenlaces, resueltos a base de ingenio. En sus obras nunca se sabía lo que podía pasar y esto molestaba a quienes se consideraban por encima de la media.
Su primer estreno de teatro, con 26 años, fue Una noche de primavera sin sueño (1927), al que siguieron Un drama en 1880 (1932), Usted tiene ojos de mujer fatal (1933), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1935), Un marido de ida y vuelta (1939), Los ladrones somos gente honrada (1941) y otras obras de teatro de gran éxito, como Eloísa está debajo de un almendro (1943), El sexo débil ha hecho gimnasia (1946) o Los habitantes de la casa deshabitada (1949). Su último estreno teatral se produjo en 1949, Los tigres escondidos en la alcoba.
Humor que revitalizó el teatro
Sus numerosas obras se caracterizan por unos argumentos entretenidos, de divertidas escenas con un diálogo dinámico, donde los enredos se resuelven con chispa y sutileza, dando al argumento lógica y credibilidad. Aún así, quizás su principal mérito como autor es haber sabido armonizar la comedia tradicional burguesa con el teatro moderno, revitalizando el teatro español.
Cuentan
que en una ocasión ordenó a un acomodador del Teatro de la Comedia que
desclavara la butaca en la que habitualmente se sentaba un crítico teatral y la
colocara al revés, de espaldas al escenario, indicándole que cuando dicho crítico
preguntara le dijera que, para lo que se enteraba de lo que veía, lo mismo daba
para donde mirara.
Como
novelista, muchas de sus obras obtuvieron un gran éxito entre el público.
Destacan Amor se escribe sin hache
(1929), ¡Espérame en Siberia, vida mía!
(1930), Pero...¡hubo alguna vez once mil vírgenes? o La tourné de Dios (1932). Muchas de sus obras han sido llevadas al
cine.
Con
ese talento y originalidad fuera de lo común, el humor inverosímil de Enrique Jardiel
fue el precursor de alguna manera de los
semanarios humorísticos La metralleta y
La Codorniz, y abrió el camino al teatro
humorístico creado luego por Miguel Mihura.
Residió
temporalmente en Estados Unidos, adonde acudió con otros humoristas españoles,
como Edgar Neville, a trabajar como guionistas de cine en Hollywood, pero
volvió pronto a Madrid, donde permaneció hasta su muerte. Al parecer le gustaba
mucho la producción de Buster Keaton, por las abundantes situaciones absurdas y
paradojas de sus películas. Su extensa producción cuenta además con muchos guiones cinematográficos, ensayos, narrativas breves y otras piezas.
Fallecido en 1952, su obra tuvo que esperar hasta la década de 1980 para que se valorara adecuadamente, tras la publicación de Obras completas, en 1977.
Hay bastante baile de fechas (y alguno de título) en ese listado. Podéis comprobarlo. Un saludo de otro admirador de Jardiel.
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