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Calderón de la Barca.
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El poeta y
dramaturgo Pedro Calderón de la Barca fue el mejor impulsor del auto
sacramental, que pasó
de los templos y recintos aristocráticos a los escenarios de los corrales de comedias, convirtiéndose en espectáculo para el pueblo.
Como ya hiciera
Lope de Vega, Calderón defendió el sentido del honor y el patriotismo,
convirtiendo la literatura en un instrumento ideológico accesible a las clases
populares. A la vez, reflejaba los problemas de su época, como el hambre y
el bandolerismo, agravados por el despoblamiento de las zonas rurales durante
los siglos XVI y XVII.
En el auto sacramental, la obra más genuina de la literatura barroca en España, se exponían los dogmas católicos. Eran obras que formaban parte de la festividad del
Corpus, por lo que eran revisadas concienzudamente antes de ser representados.
Las compañías
se veían obligadas a repetir estos espectáculos incluso por la noche o a
continuar el sábado y el domingo, y los actores estaban obligados a participar en
ellos bajo pena de cárcel. Como gratificación, las compañías obtenían un suplemento de 800
reales y la exclusiva de las representaciones teatrales desde la Pascua hasta
el Corpus, incluidas las representaciones en pueblos cercanos.
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La Casa Estrecha. Foto: F Chorro.
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Calderón escribió
70 autos sacramentales, unas 10 comedias y 20 entremeses y loas. Entre sus
obras principales se encuentran El
alcalde de Zalamea, La vida es sueño,
El gran teatro del mundo, El médico de su honra, La dama duende, Casa con dos puertas, mala es de guardar, No hay bromas con el amor o El
sitio de Breda.
Pedro
Calderón de la Barca y Henao de la Barrera nacio en Madrid en 1600, hijo del
secretario de Cámara y consejero de Hacienda y Contaduría de Felipe II y Felipe
III. Su vocación literaria surge durante su época de estudiante en la
Universidad de Salamanca, donde se licenció en Derecho. Con 23 años estrenó su
primera comedia, Amor, honor y poder.
La casa estrecha
En el número 61 de la calle Mayor
estaba la casa de Calderón, conocida como ‘la casa estrecha’, porque su fachada
era poco más que el ancho del balcón.
De armas y hábito
Calderón
estuvo involucrado en las guerras del imperio español. Sirvió en la milicia en
Milán y Flandes, en las que también estuvo su hermano José María, que llegó a
maestre de campo. Obtuvo el hábito de la Orden de Santiago en 1630, cuando
presentó al rey Felipe IV una de sus obras maestras, La dama duende. En 1635 participó con la milicia en la campaña de
Fuenterrabía y la guerra de Cataluña, donde resultó herido en una mano.
En 1647 tuvo
un hijo natural y, según los eruditos, este fue el motivo por el que
decidió ingresar en una orden religiosa,
ordenándose sacerdote 1651, hecho que no restó fuerzas a su carrera literaria. Falleció en 1681 en Madrid, donde tiene dedicada una calle, esquina con la calle Mayor, muy cerca de la plaza de la Villa y una estatua dedicada en la plaza de Santa Ana.
Calderón de
la Barca murió el 25 de mayo de 1681 en la calle de Platerías, que era uno de
los tramos de lo que hoy es la calle Mayor.
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