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17 febrero, 2014

Mesonero Romanos, cronista de las costumbres de Madrid

El periodista y escritor Ramón de Mesonero Romanos fue el más insigne cronista de Madrid, ciudad a la que dedicó sus obras literarias costumbristas. Su obra, en gran parte firmada con el seudónimo de 'El Curioso Parlante', ejerció una gran influencia sobre los escritores costumbristas posteriores, como Benito Pérez Galdós, a quien asesoró para las dos primeras series de los Episodios Nacionales. Un ingenioso, detallista y ameno narrador de la vida y costumbres de la capital de España.
Retrato a mano y en blanco y negro del busto del periodista, a mediana edad. Lleva gafas ovaladas y viste chaqueta y pañuelo al cuello.
Ramón de Mesonero Romanos

Hijo de una familia acomodada, Mesonero Romanos heredó una fortuna que le permitió dedicarse desde muy joven a la literatura y a una intensa actividad cultural. Con 19 años se incorporó a la Milicia Nacional con motivo de la invasión de los Cien Mil hijos de San Luis, el enorme ejército francés que intervino en España para devolver el poder absoluto a Fernando VII, en 1823, tres años después de que éste jurara la Constitución de 1812 obligado por el levantamiento del teniente coronel Riego. 

Un año antes, en 1822, había publicado su primera obra: Mis ratos perdidos o ligero bosquejo de Madrid en 1820 y 1821. En la portada, un curioso subtítulo: Obra escrita en español y traducida al castellano por su autor. En la introducción dice: 
“Habéis de saber ante todas cosas, lectores míos (si los hubiera que esto todavía está por discutir) que el Supremo Hacedor al imponerme la dura ley de vivir en este triste mundo, tuvo a bien prestarme un genio maligno y socarrón, más inclinado a poner en ridículo todos los objetos chicos o grandes que hieren mis sentidos que a hacer obras de misericordia…”
Luego colaboró en el periódico El indicador de las novedades, en el comenzó a firmar como ‘El curioso Parlante’, alias que mantuvo en gran parte de su obra literaria. Después comenzó una etapa como dramaturgo, refundiendo textos de Lope de Vega y Tirso de Molina y escribió las comedias La señora de protección (1928) y Marido joven y mujer vieja (1929).
Esta página del Semanario Pintoresco muestra un artículo titulado El día de Toros. Sobre él un dibujo de una dama con peineta que va en calesa, acompañada de un mozo a pie que conduce al caballo. Visten trajes típicos.
Página del Semanario Pintoresco Español

En 1831 publicó Manual de Madrid y al año siguiente empezaron a aparecer sus artículos costumbrista sobre Madrid en las revistas 'Cartas Españolas' y la 'Revista Española'. Todos estos artículos los reunió en 1842 en el libro Escenas matritenses. También participó en la fundación del Ateneo de Madrid, del que fue secretario y bibliotecario.

En 1836 fundó el 'Semanario Pintoresco Español', que dirigió hasta 1843, aunque continuó publicándose hasta 1857. Ese año y el siguiente se implicó en la obra Los españoles pintados por sí mismos, un gran compendio costumbrista que reúne 99 artículos de las 51 mejores plumas del momento, y grabados de 21 artistas. El Curioso Parlante aporta a esta obra dos artículos, La patrona de huéspedes y El pretendiente

También fue uno de los promotores de la Biblioteca de Autores Españoles, junto al editor barcelonés Manuel Rivadeneyra, el director literario  Carlos Aribau y escritores como Francesc Pi i Margall o Aureliano Fernández Guerra. En esta colección tiene varios tomos de dramas clásicos. En 1847 ingresó en la Real Academia Española, con un discurso sobre la novela.

En 1862 publicó la obra Tipos, grupos y bocetos de cuadros de costumbres, y casi 20 años más tarde, en 1880, Memorias de un setentón, natural y vecino de Madrid, una obra autobiográfica que antes había publicado en forma de artículos en 'La ilustración española y americana'. 

Asesor de urbanismo, concejal reformista 

Mesonero Romanos nació en Madrid el 19 de julio de 1803, en la calle del Olivo, que hoy lleva su nombre. Discurre ésta desde la calle del Carmen hasta la calle del Desengaño, atravesando la Gran Vía.

En la década de 1830 viajó por Francia, Bélgica e Inglaterra, donde adquirió ideas reformistas, principalmente sobre urbanismo, que le llevaron a implicarse en tareas de reforma de la ciudad, primero como asesor de Joaquín Vizcaíno, marqués viudo de Pontejos cuando éste fue alcalde (1834-36). Luego, después de una década que vio desfilar a 19 alcaldes, fue nombrado concejal del Ayuntamiento (1846-49) durante el mandato del alcalde José Laplana. Continuó en el cargo con otros dos regidores de la Villa, el conde de Vistahermosa y el marqués de Santa Cruz. En este periodo redactó un plan de reformas bajo el título Proyecto de mejoras generales de Madrid (1846).También fue diputado en 1858 y en 1864 fue nombrado cronista de la Villa. Poco después cedió al Ayuntamiento su biblioteca particular. 

Este ilustre madrileño murió en 1882. Además de la calle con su nombre, el cronista de la Villa por excelencia tiene un monumento, obra de Miguel Blay, en los jardines del arquitecto Ribera situados detrás del Museo de Historia de Madrid, así como el Premio de Periodismo Mesonero Romanos, del Ayuntamiento de Madrid, que destaca la labor periodística y literaria sobre la ciudad. 

Las obras originales de Mesonero Romanos son de dominio público, como puede verse en la Biblioteca Digital Hispánica, un servicio de la Biblioteca Nacional de España.




20 octubre, 2013

El chotis y el organillo, tradiciones madrileñas

Una pareja en un baile típico vestidos con el traje típico de Madrid, el de chulapos con gorra y chaquetilla y el de chulapas con vestido largo y mantón de Manila
Chulapos bailando.
Foto: Barcex
(Wikipedia)
El baile típico de Madrid, el chotis, no nació en esta ciudad. La primera vez que se bailó en Madrid fue en 1850 en una fiesta en el Palacio Real, pero enseguida se madrileñizó haciéndose su ritmo cada vez más lento y adoptando la cadencia de las sílabas que remarcaban los castizos en piezas teatrales como los sainetes.

El origen del chotis se sitúa en Bohemia (República Checa) y, como la polca, la mazurca y la habanera llegó a Madrid a mediados del siglo XIX. De todos, fue el chotis el que más se identificó con las tradiciones de Madrid y su carácter callejero. Desde entonces se baila en las verbenas populares durante las fiestas de Madrid, como las de San Antonio de la Florida o las de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma, y son sus mejores mentores los madrileños ataviados con el traje típico de chulapo y chulapa. 

En los días en que se bailó por primera vez en palacio, al chotis se le llamaba ‘la polca alemana’, pero su nombre original era schottisch, palabra alemana que significa ‘escocés’, y derivó en chotis.

Es un baile sencillo en pareja. El hombre con una mano sujeta la mano de la mujer y lleva la otra mano metida en el bolsillo del chaleco, o bien la apoya en la cintura de la mujer. Con los dos pies juntos, el hombre va efectuando un giro en redondo apoyándose en las puntas de los pies, mientras la mujer baila a su alrededor. En determinado momento, la pareja da tres pasos hacías atrás y otros tres hacia adelante y luego vuelven a efectuar los giros.

Organillo grande, del tamaño de un piano. A la izquierda del mueble la manivela que al girar mueve el rodillo. Tiene la tapa abierta y deja ver las cuerdas.
Organillo grande del año 1900.
El organillo 

Al principio, el chotis era un baile refinado y ceremonioso que se fue popularizando hasta convertirse en un baile popular. A partir de 1890 se empezó a bailar acompañado de la música de organillo, instrumento de origen italiano que llegó a España ese año de la mano de Luis Apruzzese, reparador de órganos y pianos, que se estableció en Salamanca y luego en Madrid, donde se casó.  
 
Apruzzese comenzó a fabricar organillos que pronto se extendieron por la ciudad. En 1911 trasladó su taller a la Carrera de San Francisco 7, sobre cuya puerta puede verse un letrero que anuncia ‘Pianos - Organillos 1900’. Tras su muerte, uno de sus hijos, Antonio Apruzzese, compositor y músico, se hizo cargo del negocio de alquiler de organillos.

Los organillos grandes tienen diez piezas musicales grabadas. Funcionan al hacer girar con la mano un manubrio o manivela que acciona un rodillo que lleva unas púas metálicas que golpean un macillo y éste, a su vez, percute las cuerdas como si fuera un piano. Los organillos se fabricaban con madera de nogal y la tabla armónica para las resonancias se hacía con madera de pino melis.

El antecedente del organillo en España es un instrumento llamados ‘San Antonio’, que era una pequeña caja de música que se llevaba colgada y con la que se interpretaban piezas religiosas, principalmente en las iglesias.

Agustín Lara, Chueca y Valverde

A la popularidad del chotis contribuyeron mucho las zarzuelas ambientadas en Madrid, de los maestros Federico Chueca y Joaquín Valverde, que tuvieron un gran auge en la década de los 80 del XIX. También ayudaron las composiciones del músico granadino Francisco Alonso, autor de chotis tan populares como Pichi, La Lola, ¡Oye, Nicanora! y Las taquimecas, entre otros, o el chotis Rosa de Madrid, de Luis Barta. Pero, sin duda, el chotis más popular de todos es Madrid, Madrid, Madrid, del compositor mexicano Agustín Lara. Y la ciudad de Madrid lo tiene en su memoria. El 13 de mayo de 1975 se inauguró una estatua de bronce de Agustín Lara que se instaló en la plaza del Sombrerete, junto a la Corrala, en pleno corazón de Lavapiés, núcleo del casticismo madrileño.

29 junio, 2013

Jacinto Benavente, Premio Nobel de Literatura

Jacinto Benavente sentado y con un puro, foto de 1923 procedente de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos
 Benavente. Biblioteca del Congreso de EE.UU (Wikipedia).
El dramaturgo Jacinto Benavente (1866-1954) es uno de los personajes madrileños más aclamados por su gran contribución a la literatura y el teatro contemporáneos. En 1922 obtuvo el Premio Nobel de Literatura y más tarde viajó por América, donde la compañía de María Guerrero, una de las más importantes de España, representó varias de sus obras.

Jacinto Benavente nació en una casa del número 27 de la calle del León, donde tiene una placa dedicada, y cursó estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, aunque a partir de 1885 y tras la muerte de su padre, un reputado pediatra, se dedicó a viajar por Europa y a escribir.

Su primera obra es de 1882, pero se dio a conocer con Cartas de mujeres, obra crítica de 1893, y con la comedia El nido ajeno, estrenada en el Teatro de la Comedia en 1894. Esta última no fue muy bien acogida al ser considerada demasiado crítica, pero supuso una renovación de la escena española. En 1896 obtuvo un gran éxito con la obra Gente conocida, cuyos personajes se autocritican por su cinismo e inmoralidad.

Autor prolífico

Su abundante producción literaria, compuesta por 172 comedias y 15 libros, se caracteriza por el costumbrismo irónico e ingenioso y por el idealismo con influencia modernista. Con sus textos se aleja de los convencionalismos de la época, creando personajes y situaciones cargados de sentimientos y pasiones, a la vez que critica a los arribistas, a las instituciones feudales y a los ricos. La mayoría de sus obras fueron prohibidas por la dictadura franquista.

Benavente fue un autor de moda en su época, especialmente entre la burguesía, a pesar de sus críticas hacia ella. A principios del siglo XX estrenó la tragedia La noche del sábado (1903), en la que trata de la decadencia de la sociedad europea; Rosas de Otoño (1905) y la más conocida, Los intereses creados (1907), considerada su obra maestra, en la que aporta una visión escéptica y pesimista del mundo; o el famoso melodrama rural La malquerida (1913). Trabajó como redactor para el periódico El Imparcial entre 1908 y 1912, año en que fue nombrado miembro de la Real Academia Española.

Otras obras de este ilustre madrileño son Señora ama, comedia dramática de tipo rural, Su amante esposa, Aves y pájaros, Lecciones de amor, La melodía del jazz-band y Memorias de un madrileño, además de algunas obras infantiles, como el libro Niños (1917) y la obra de teatro El príncipe que todo lo aprendió en los libros.

En 1950 llegó su obra número 150, Nieves de mayo, y después publicó y estrenó otras como El marido de bronce (1954). Su obra póstuma fue El bufón de Hamlet, obra con la que en 1958 se inauguró en Madrid el Teatro Goya.

Empresario de circo
Monumento a Benavente. S.C

Uno de las facetas menos conocidas de Benavente es su labor, durante una larga temporada, como empresario de un circo con el que estuvo en Rusia. Algunos biógrafos sostienen que su interés por el mundo circense se debió a la atracción que sentía por la trapecista ‘la Bella Geraldine’.

Al morir su madre, volvió a viajar a América, con la compañía de Lola Membrives, y estando en Nueva York le llegó la noticia de la concesión del Premio Nobel, en 1922, lo que incrementó su fama, reconocimientos y homenajes: hijo adoptivo de Nueva York, medalla de Oro de Madrid, Premio Mariano de Cavia o la Medalla del Trabajo.

A finales de 1924, el dramaturgo realizó un viaje por Egipto y Tierra Santa y a vuelta a Madrid descubrió que el Ayuntamiento, que un año antes le había nombrado hijo predilecto, le había embargado los bienes por el impago de unos impuestos referidos a su faceta empresarial junto con Ricardo Calvo en el Teatro Español, entre 1919 y 1920. Molesto por este hecho, el autor devolvió al Ayuntamiento los reconocimientos que le había otorgado.

El 14 de julio de 1954 murió de repente en la localidad madrileña de Galapagar, donde tenía su residencia de verano y en cuyo cementerio fue enterrado. En Madrid tiene dedicada una plaza, entre la calle Atocha y la Puerta del Sol, así como un monumento en el parque del Retiro.