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12 noviembre, 2013

Barbieri, Chueca y Moreno Torroba, la zarzuela más castiza

Retrato de Barbieri, luciendo barba y bigote.
Francisco A. Barbieri
Tres personajes célebres de Madrid representan lo mejor del género musical español por excelencia, la zarzuela. Son los compositores Francisco Asenjo Barbieri, Federico Chueca Goitia y Federico Moreno Torroba. Los tres acomodaron en sus zarzuelas lo mejor del casticismo madrileño, aunque es Barbieri el más popular. Algunos de sus títulos más famosos tuvieron una repercusión tan grande que se convirtieron en piezas clave de la historia de la música española. Y es que hubo un tiempo en el que el estreno de una zarzuela era todo un acontecimiento en la vida de los madrileños.

Barbieri era un erudito de la música española y está considerado el más importante musicólogo español del siglo XIX y de la historia de la música costumbrista en España. Nació en 1823 y desde joven su vocación por la música le llevó a abandonar sus estudios de medicina y luego de ingeniería para estudiar música en el Conservatorio de Madrid, donde fue alumno de Pedro Albéniz, Ramón Carnicer y Baltasar Saldoni, con quienes estudió composición, clarinete, piano y canto. 

Después ingresó en la Banda de la Milicia Nacional, pero ésta se disolvió y tuvo problemas económicos. Al morir su padre tuvo que ganarse la vida con diversas actividades. Fue clarinetista callejero para ganar algún dinero, hasta que un día le ‘desapareció’ el clarinete. También fue pianista de café, copista de música, corista, cantante figurante, arreglista, además de enseñar canto y ser apuntador en el Teatro del Real Palacio.

Comenzó a ser conocido en Madrid con su primera zarzuela, Gloria y peluca, de 1851, a la que siguieron ese año Escenas de Chamberí y La Picaresca, y luego otras hasta que se convirtió en maestro del género, con una producción de 70 zarzuelas. En lo musical, utilizó el apellido materno, procedente de Italia, país donde nació  su abuelo.

Su primer gran éxito fue Jugar con fuego, zarzuela con libro de Ventura de la Vega estrenada en octubre de 1851. Con Don Simplicio Bobadilla y Los diamantes de la corona  empezó a destacar en el panorama nacional. Otro gran éxito fue la zarzuela Pan y Toros (1864), pero su obra estelar llegó en 1874, El barberillo de Lavapiés, con la que expresaba el costumbrismo musical de Madrid que luego evolucionó hacia el género chico, nombre por el que se conoce a un tipo de zarzuelas de un sólo acto. 

Por medio compuso muchas zarzuelas, como El marqués de Caravaca, El sargento Federico, El diablo en el poder, Gibraltar 1890, El rábano por las hojas o El tributo de las cien doncellas. Además, desde 1868 fue profesor de Armonía y de Historia de la Música del Conservatorio de Madrid. Después se estrenaron, entre otras, El diablo cojuelo y El señor Luis el tumbón. 

En 1890 publicó el Cancionero musical de los siglos XV y XVI. También escribió la Historia de la zarzuela, fue fundador de la revista ‘La España Musical’, impulsor del Teatro de la Zarzuela y cofundador con el escritor Marcelino Menéndez Pelayo de la Sociedad de Bibliófilos Españoles. A los  75 años fue nombrado miembro en la Real Academia Española, el primer músico que ingresó en esta institución. También perteneció a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Francisco Asenjo Barbieri murió en su casa, en el número 7 de la madrileña plaza del Rey, el 17 de febrero de 1894. Curiosamente, ese mismo día se estrenó La verbena de la Paloma, de Tomás Bretón, que se convirtió en la zarzuela más popular. Sus investigaciones y manuscritos fueron legados a  la Biblioteca Nacional. La ciudad de Madrid le dedicó una calle que va desde la plaza de Chueca hasta la calle de las Infantas. 
 
Federico Chueca, maestro del género chico
Retrato del compositor, en edad avanzada, con bigote blanco y bombín cubriendo su cabeza.
Federico Chueca.
La trayectoria del compositor Federico Chueca Goitia tiene algunas semejanzas con la de Barbieri. Como él, Chueca comenzó estudios de medicina, pero su afición por la música le llevaron pronto al Conservatorio de Madrid, donde destacó por sus dotes pianísticas. Al igual que el maestro, antes de brillar como compositor hizo de todo en lo musical, compaginando la composición con actuaciones al piano en viejos cafés madrileños y como corista en algunos teatros de la capital. En una ocasión, por falta de dinero hizo a pie el recorrido entre Bilbao y Madrid.
Estuvo un breve tiempo en prisión tras los trágicos sucesos de abril de 1865, en el que la policía cargó contra una concentración estudiantil pacífica y autorizada, con el resultado de diez muertos y cientos de heridos. En la cárcel compuso unos valses que tituló Lamentos de un preso. Al quedar libre visitó a Barbieri para enseñarle estas composiciones, que el maestro orquestó e interpretó. 

Federico Chueca nació en Madrid el 5 de mayo de 1846, en la Casa de los Lujanes (siglo XV) ubicada en la histórica Plaza de la Villa. Desde joven frecuentaba los ambientes festivos más populares, siempre con su cuaderno de notas, ya que la inspiración le llegaba en plena juerga. 

Al tener que ganarse la vida como pianista de café nunca perfeccionó lo suficiente sus conocimientos de composición, por ello trabajaba conjuntamente con otros, como Barbieri, Joaquín Valverde o Tomás Bretón, pero contaba con una extraordinaria inspiración que le convirtió en el máximos representante del género chico.

Su primera zarzuela, ¡Hoy, sale hoy!, se realizó en colaboración con Barbieri. En 1880 llegó su primer gran éxito con La canción de Lola, en colaboración con Valverde, considerada la primera obra del género chico. Desde entonces trabajó con Valverde en animadas zarzuelas cargadas de casticismo madrileño.
Chueca y Barbieri crearon una sociedad de conciertos que dio a conocer el repertorio clásico y romántico, obras sinfónicas españolas y que permitió escuchar por primera vez en España fragmentos desconocidos de Mozart, Beethoven, Mozart, Mendelssohn y Wagner.
 
El éxito más importante de Chueca se  produjo en 1886 con el estreno de La Gran Vía, considerada la obra cumbre del género chico, que se estuvo representando durante cuatro años en el Teatro Apolo. Después compuso otras zarzuelas con gran repercusión, entre las que destacan Cádiz, El año pasado por agua, La alegría de la huerta y Agua, azucarillos y aguardiente.
El maestro del género chico falleció en Madrid el 20 de junio de 1908. La ciudad le dedicó una plaza cuyo nombre se extiende a todo un barrio, uno de los más amenos de Madrid.
Retrato del compositor, a mediana edad, vestido con traje y corbata.
F. Moreno Torroba
Federico Moreno Torroba
La estela de Barbieri y Chueca la siguió, desde mediados del siglo XX, Federico Moreno Torroba, nacido en Madrid en 1891. Como compositor comenzó con la música sinfónica, ofreciendo algunos conciertos. Estrenó una ópera breve en el Teatro Real en 1925 y el mismo año obtuvo un rotundo éxito con su primera zarzuela La mesonera de Tordesillas, lo que le inclinó hacia este género con acierto.
En 1926 estrenó La pastorela, en colaboración con Pablo Luna, y en 1928 La marchenera, que para muchos expertos es su mejor obra, no así para los aficionados al género que siempre han preferido Luisa Fernanda, de 1932. En 1934 consiguió otro gran éxito con La chulapona.
Otras obras destacadas son Monte Carmelo, Maravilla, La Caramba o María Manuela. Moreno Torroba se inició en la música con su padre, el organista, director y compositor José Moreno Ballesteros, y completó sus estudios en el Conservatorio de Música de Madrid con Conrado del Campo.
Su relación con el  famoso músico Andrés Segovia le llevó a componer obras para guitarra, como Concierto de Castilla, Concierto flamenco o Aventuras y desventuras de Don Quijote, esta última de 1982. Entre sus óperas, sobresalen La Virgen de mayo y El poeta, estrenada en Madrid en 1980, con Plácido Domingo en el papel protagonista.
Como Barbieri, fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de presidente de la Sociedad de Autores. Murió en Madrid el 12 de septiembre de 1982.




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