Casa Árabe (torre). Foto: S. Castaño. |
El neomudéjar reivindica un nacionalismo artístico arraigado en uno de los llamados estilos nacionales, el mudéjar. Crece en medio de la crisis de finales del siglo XIX (pérdida de colonias, guerras carlistas) y se vale de las posibilidades de este estilo arquitectónico: construcción rápida y bajo coste de su elemento principal, el ladrillo visto. De su uso masivo y artístico (en ocasiones incluso se producían los ladrillos a pie de obra) surgen diseños heredados de la arquitectura mudéjar, mezcla perfecta de las culturas cristiana e islámica desplegada en España entre los siglos XIII y XV.
Plaza de Las Ventas. Foto: F. Chorro. |
Las Ventas exhibe un rico muestrario de los distintos ornamentos a base de ladrillo visto: arcos de herradura y lobulados, alfices, decoración de sebka (tramas de ladrillo que forman rombos, dientes de sierra, lazos y otras filigranas geométricas) y arquerías ciegas, además de su combinación con azulejos de colores.
Un despliegue parecido se encuentra en la Casa Árabe, antiguas Escuelas Aguirre, obra de Rodríguez Ayuso inaugurada en 1886 en terrenos cedidos por el Ayuntamiento. Su impulsor, el millonario comerciante y filántropo Lucas Aguirre y Juárez, dedicó parte de su fortuna a la construcción de tres escuelas para niños pobres. La de Madrid, en la que destaca su elegante torre, coronada por hierro y cristal, estuvo funcionando como tal hasta 1970.
I. del Niños Jesús. Foto: A.C. |
Por todo Madrid histórico hay excelentes muestras neomudéjares, aunque la especulación urbanística acabó con muchos de estas construcciones en las últimas décadas del siglo XX, hasta que se obtuvo cierto grado de protección. Como ejemplos, el Hospital del Niño Jesús, de Francisco Jareño y Alarcón, premiado con la medalla de oro en varias exposiciones universales europeas de la época, por su belleza, originalidad y funcionalidad; la antigua Casa de Socorro de la glorieta de Cuatro Caminos (hoy biblioteca), el hospital de la Cruz Roja de la avenida Reina Victoria o las iglesias de San Fermín de los Navarros, Santa Cruz, Santa Cristina y Virgen de la Paloma, cuyos interiores y portadas, por lo general, se trazaron en otros estilos como el gótico o el románico.
Hay muchos otros edificios también conocidos, pero no siempre observados y apreciados, como el convento de la Latina o la antigua fábrica de cervezas El Águila, además del neomudéjar popular que se concentra en los barrios surgidos en la segunda mitad del XIX, como Chamberí, Carabanchel, Pacifico o Tetuán. En este último, las numerosas construcciones de este tipo han llevado a un grupo de vecinos del núcleo más antiguo a localizar estos inmuebles para lograr una mayor protección de su patrimonio histórico.
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