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21 mayo, 2014

La Cabarrús, una madrileña en la Revolución Francesa

Retrato en blanco y negro de Teresa Cabarrús, visto de negro con pañuelo blanco al cuello  y sombrero alto. Destacan la expresividad de sus grandes ojos, nariz recta, boca bien perfilada y pelo claro ensortijado.
 Teresa Cabarrús Gelabert
Una madrileña, Teresa Cabarrús Gelabert, libró de morir en la guillotina a cientos de personas durante la Revolución Francesa. Su gran belleza e inteligencia le sirvieron para relacionarse con los hombres más poderosos del momento, hasta convertirse en la mujer más influyente de Francia.
 

La Cabarrús nació en 1773 en Carabanchel Alto, por entonces llamado Carabanchel de Arriba. Hija del financiero francés Francisco Cabarrús, conde de Cabarrús, y de la española Antonia Gelabert. Pasó su niñez entre conventos madrileños y con sólo 12 años su padre la envió a París a casa de unos amigos para completar su formación. Pronto dio muestras de ser una joven aventurera e inconformista. Empezó a interesarse por las ideas y ambientes previos a la Revolución Francesa y a relacionarse con grupos de activistas.

A su gran belleza, Teresa sumaba su buena formación, por lo que tuvo numerosos pretendientes y amantes distinguidos. Con 15 años se casó con un consejero del Parlamento de París, Juan Jacobo Devin de Fontenay, marqués de Fontenay, de quien luego se divorció. Defraudada por el giro sanguinario que tomaron los acontecimientos revolucionarios, encabezados por Robespierre y sus ejecuciones masivas, Teresa decidió volver a España. En Burdeos, donde tenía familia, conoció a Juan Lamberto Tallien, enviado allí por Robespierre como comisionado de la Convención Nacional, la nueva asamblea que había abolido la monarquía e implantado la I República.

Madame Tallien


Vista parcial de un cuadro de la Cabarrús, que muestra su bello rostro blanco y sereno, el pelo recogido con una diadema de flores y su esbelto cuello sin adornos. Viste un ceñido traje color beige de raso o seda.
Vista parcial del reatro de madame Tallien
Teresa conquistó a Tallien y con él vivió en Burdeos. En su casa tenía un despacho donde Teresa recibía a cuantos acudían a pedir, a través de ella, salvoconductos e indultos aTallien. Gracias a la influencia sobre su compañero, se redujeron las ejecuciones, librando de morir en la guillotina a casi un millar de bordeleses acusados o ‘sospechosos’ de ser contrarrevolucionarios. Por ello, el pueblo de Burdeos la llamaba ‘nuestra señora del buen socorro’. 

Sin embargo, sus enemigos acechaban y a oídos de Robespierre llegaron noticias de que su delegado en Burdeos mantenía una actitud muy moderada en su misión revolucionaria desde que estaba con ‘la española’. Para contrarrestar estas acusaciones, Teresa compró una fábrica para producir pólvora y ponerla a disposición de las tropas, intentando demostrar así su apoyo a la causa. Sin embargo, Tallien fue llamado por Robespierre a París para rendir cuentas y alejarle de Burdeos.

Era la etapa del Terror revolucionario (1793-1794). Teresa viajó de incógnito a París para reunirse con Tallien, pero fue detenida a los pocos días y recluida en la cárcel de la Force, antes de comparecer ante un tribunal revolucionario, lo que significaba, como aseguraba en una carta desesperada enviada a Tallien, su muerte en la guillotina. Los historiadores no descartan que este suceso precipitara los acontecimientos que dieron un vuelco a la Revolución Francesa. Sólo 48 horas después del encarcelamiento de Teresa, Tallien aprovechó el descontento general contra Robespierre que se palpaba en la Convención para tomar la palabra y acusar con virulencia al líder de todos los males que había generado su política. Robespierre perdió el control de la Convención y se produjo el llamado 'golpe de Thermidor' (nombre del mes del calendario revolucionario, julio de 1794) que acabó con él y sus seguidores en la guillotina.

Ese mismo año, Teresa y Tallien se casaron. Celebraban grandes fiestas en su casa y madame Tallien, la mujer más importante de Francia, aprovechaba para aumentar su influencia social. En París se hablaba de ella como una mujer de singular belleza, bondadosa, simpática, muy aficionada al teatro y la música, que intercedía siempre para ayudar a los más pobres. Con Juan Lamberto Tallien llegó a tener cuatro hijos, pero en 1802 se divorciaron.

Más tarde se casó, en terceras nupcias, con el conde de Caraman, que pasó poco después a ser príncipe de Chimay (Bélgica). Con él vivió, entre París, Niza y el castillo de Chimay, hasta su muerte en 1835. En 1902, la ciudad de Burdeos le dedicó una de sus calles (Rue Thérésia Cabarrus) y también en Madrid, en el barrio de Carabanchel, existe una calle con el nombre de esta extraordinaria mujer.

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