Placa dedicada al cine. S.C. |
Estas primeras sesiones del cinematógrafo mostraron a los atónitos madrileños diez escenas de la vida cotidiana, con títulos como Un paseo por el mar, Salida de los obreros de la fábrica Lumière, Batalla de nieve o La llegada del tren a la ciudad, película que conseguía que los espectadores se removieran en sus asientos ante el ‘riesgo’ de ser arrollados por una locomotora. Los dos primeros días asistieron invitados la reina regente María Cristina, miembros de la nobleza, la diplomacia y la prensa.
A partir del 15 de mayo, día de San Isidro, estos ‘documentales’ mudos y en blanco y negro se mostraron al público madrileño en funciones de mañana, tarde y noche, con una duración total de unos 20 minutos. La sala de proyecciones era el comedor del hotel Rusia. El local fue alquilado y acondicionado para la ocasión por el cámara Alexandre Promio, quien también era conocido como Eugène Promio. Dos placas en este edificio recuerdan el acontecimiento, una referida al día 14 y otra al día 15 mayo.
Edificio del antiguo Hotel Rusia. Foto: S. Castaño |
Primera película española
Entre aquellos primeros espectadores estaban Eduardo Jimeno Peromarta y su hijo Eduardo Jimeno Correas, de Zaragoza, quienes poco después decidieron comprar una cámara Lumière y viajaron a la localidad francesa de Lyon, donde estaba la fábrica. La cámara, que costó 2.500 francos, servía para tomar vistas, positivar y proyectar. Con ella se filmó la que se considera la primera película española, Salida de la misa de doce de la iglesia del Pilar de Zaragoza, el domingo 11 de octubre de 1896. Poco después, Eduardo Jimeno comenzó a proyectar películas en una nave de la calle Fuencarral a la que llamó Palacio de Proyecciones.
Por su parte, Alexandre Promio rodó, un mes después de sus primeras proyecciones en Madrid, las primeras películas en escenarios madrileños: Salida de las alumnas del Colegio San Luis de los Franceses, Llegada de los toreros y nueve documentales militares, entre ellos Maniobras de la artillería en Vicálvaro.
Eran los primeros compases de Madrid como sede del cine español, que rápidamente encontró cobijo en los teatros de la época. Se alternaban los espectáculos teatrales con las proyecciones de cine, aunque también se construyeron nuevos edificios para la proyección de películas. También surgieron las revistas de cine, la primera en 1907, llamada Cinematógrafo Ilustrado.
Los primeros años del siglo XX trajeron numerosas películas mudas, como La boda de Alfonso XIII (1906), Asesinato y entierro de Canalejas (1912) y Luis Candelas o el bandido de Madrid (1926). Ya en 1923 había en Madrid 30 salas de cine y en 1930 llegó la primera sesión de cine sonoro, con la película Los misterios de la Puerta del Sol, de Francisco Elías, donde se intercala el sonido ambiente de la Puerta del Sol y la Gran Vía con escenas mudas rotuladas. Por entonces, las simples naves o barracones cinematográficos se habían reformado para ofrecer una mayor comodidad a los espectadores y se habían instalado pantallas más grandes. En 1935 la ciudad contaba con unos 60 cines.
En 1928 nació el Cine-Club Español. Su fundador, Ernesto Giménez Caballero, y Luis Buñuel proyectaban en diversas salas de cine madrileñas películas vanguardistas francesas y soviéticas. Este primer cine-club, cuyo ejemplo se extendió al año siguiente por las principales ciudades españolas, reunía a personajes del mundo de la cultura, principalmente a intelectuales de la Generación del 27.
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