Muñeca Mariquita Pérez. |
Hasta hace pocos años se extendió la versión de que la famosa muñeca nació en la localidad valenciana de Onil. Sin embargo el libro Muñecas Florido 1917-1975, de Carmen López de Lerma, puso las cosas en su sitio.
Desde la antigüedad los juguetes más sencillos han estado al alcance de todos los niños. Se construían a base imaginación con objetos y materiales cotidianos, como tabas, canicas y figuras de barro, silbatos con huesos de albaricoque, flautas de caña o bambú, espadas y escopetas de madera, aros, pelotas y muñecas de trapo, cometas, sonajeros hechos con calabazas, animales y carruajes realizados con raíz de fresno… Eran juguetes muy habituales en las zonas rurales, aunque la mayoría prefería los juegos en grupo.
Por su parte, los niños de la realeza y la aristocracia siempre contaron con juguetes exclusivos realizados por plateros, armeros, relojeros o ebanistas, como sonajeros y sonajas de plata, tambores, miniaturas de muebles, carruajes y armas o muñecos y animales dotados de movimiento mediante mecanismos de relojería.
Soldaditos de plomo. |
Entre finales del XIX y principios del XX surgieron en Madrid y en otras ciudades (Barcelona, Valencia y Alicante) las primeras fábricas de juguetes, que hasta entonces se importaban desde países europeos donde la Primera Guerra Mundial arruinó esta industria. La fabricación en serie y el uso de materiales como porcelana, hojalata y cartón moldeable, con moldes y técnicas industriales importadas principalmente de Alemania y Francia, redujo los costes de producción y los precios de venta.
Motocicleta de hojalata. |
Entre las industrias madrileñas del juguete estaban El Castillo, Tilfanny, que inició la venta de juguetes a plazos; La Pagoda, Gros, Colombina (especializada en peluches), Luis Moreno (coches de caballos y tranvías), y las fábricas de muñecas Casa Campo, Pagés, N.A.T.I y Muñecas Florido, que evolucionaron desde la tela y el cartón pintado al duco hasta el plástico en los años 50. Entre sus creaciones, en un amplio periodo que se extiende hasta los años 70,estaban las muñecas Milly, Dorita, Sindy, Marisol, Dorabel, Pichi, el muñeco Gutiérrez, Pichuca, Bombón… así como un amplio vestuario en miniatura que se fue adaptando a cada época.
Desde tiempo inmemorial el juguete es objeto de deseo de niños y niñas, la materialización del juego, elemento imprescindible para la cultura infantil, condenado casi siempre a perecer a manos de sus pequeños propietarios que, con su curiosidad innata, hoy como ayer, tratarán de descubrir los entresijos del juguete. Y en ese proceso vital tuvo una época dorada la industria juguetera madrileña.
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