Jesús de Medinaceli. Foto: Archidiócesis |
Esculturas barrocas que conmemoran la pasión y muerte de Cristo, pasos que recorren la ciudad al ritmo de cornetas y tambores, impregnados del aroma de flores y velas, ante cientos de miles de madrileños fieles a una de las tradiciones más arraigadas.
La imagen procesional que cuenta con más seguidores es la imagen de Jesús de Medinaceli, una escultura de 1,73 metros de altura tallada en el siglo XVII por un imaginero desconocido, aunque hay quienes apuntan que, por sus características y los minuciosos detalles anatómicos de la cabeza, manos y pies, su autor podría ser Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. Esta escultura lleva peluca de cabello natural, una tradición castellana, aunque bajo ella tiene el pelo tallado, y dispone de articulaciones en los hombros para facilitar la puesta de su túnica de terciopelo morado.
La imagen de Jesús de Medinaceli se talló en Sevilla y fue trasladada a una de las plazas españolas del norte de África, donde años después fue robada por los musulmanes y rescatada 40 años más tarde por los Trinitarios a cambio de 30 monedas de oro, según la tradición. De allí pasó a Madrid, al desaparecido convento de Santa Bárbara y luego a la capilla que le dedicó el duque de Medinaceli, de donde procede su nombre. Durante la guerra civil fue enviada, junto a otras obras de arte, a Ginebra para salvaguardarla. La procesión sale el Viernes Santo, a las 19,00, desde la basílica de Jesús de Medinaceli, en la plaza de Jesús.
Costaleros sacando el paso de Jesús Nazareno 'El Pobre' |
Jesús Nazareno ‘el Pobre’
Otra procesión que mueve a multitud de fieles es la de Jesús Nazareno ‘el Pobre’, también de autor anónimo. Algunos estudiosos atribuyen la autoría al imaginero, Juan de Astorga, en Sevilla a finales del siglo XVIII, pero otros defienden que se trata de una obra anterior a esa fecha. Dicen que como este nazareno era muy visitado por gente humilde se le puso el sobrenombre de ‘El Pobre’, aunque otros indican que este apelativo trata de diferenciarlo de Jesús de Medinaceli, también llamado ‘El Rico’.
Esta escultura, que representa a Jesús presentado por Poncio Pilatos ante el pueblo, no tiene el pelo tallado, sino que se hizo para llevar pelo natural. Su paso lleva el suelo forrado con claveles y pesa unos 1.200 kilos. Sacarlo de la iglesia es una labor difícil, sus 42 costaleros, vestidos con túnica morada y guantes blancos, han de agacharse debido a las pequeñas dimensiones de la puerta. La imagen fue regalada en 1812 por la duquesa viuda de Santiesteban a la iglesia de San Pedro ‘El Viejo’ (Nuncio, 14), de donde sale la procesión el Jueves Santo a las 19.00.
El Gran Poder y La Macarena
La de Jesús del Gran Poder es una talla de 1942 del imaginero sevillano José Manuel Rodríguez Fernández-Andes. Es un paso completamente dorado y muy recargado de relieves barrocos y figuras del Antiguo y Nuevo Testamento. La de María de la Esperanza Macarena es una imagen de candelero, que en el vocabulario cofrade quiere decir es una medio cuerpo que se apoya sobre un armazón de madera que va cubierto con el manto, en este caso, verde con bordados de hilos de oro.
El Divino Cautivo. |
Es una obra de Antonio Eslava Rubio, de 1965, copia exacta de la Macarena de Sevilla. Va bajo palio, un dosel que lleva bordado en plata la imagen de la Virgen de la Almudena. Es también un paso muy grande, movido por 36 costaleros que van tapados por los faldones del paso. Esta procesión sale de la Colegiata de San Isidro (Toledo, 37) el jueves Santo a las 20,00.
El Divino Cautivo, de Benlliure
El escultor valenciano Mariano Benlliure es el autor de El Divino Cautivo, de 1944, una obra sin textiles que es una de las mejores imágenes de la Semana Santa madrileña por su realismo y minuciosidad. La imagen recuerda el momento en el que Jesús está ante sus captores en el Monte de los Olivos. El paso contiene viñetas en relieve con escenas de la vida de Jesús. Es el único de Madrid que sale dos veces en procesión, el jueves (19,00) y el viernes (19,30), desde el colegio Calasancio de los Escolapios (General Díaz Porlier, 58), en el barrio de Salamanca.
Cristo de la Fe y del Perdón
La obra más valorada por muchos desde el punto de vista artístico es el Cristo de la Fe y del Perdón, un crucificado tallado por el imaginero sevillano Luis Salvador Carmona en el siglo XVIII. Las andas sobre las que se apoya la cruz se tallaron en Sevilla por Manuel Guzmán Bejarano y están iluminadas por cuatro largas y gruesas velas de color oscuro. En la misma procesión va también, bajo palio de plata y bordados, una Dolorosa de 1996, tallada por el sevillano Juan Manuel Miñarro. La fina obra de orfebrería y bordados se deben a los sevillanos Manuel de los Ríos y Francisco Carrera Iglesias, respectivamente. El paso está iluminado por numerosas velas y varios faroles.
Paso de Jesús de la Salud o de 'Los Gitanos'. |
La Soledad, el último paso
El último paso de la Semana Santa madrileña es de Nuestra Señora de la Soledad, una Dolorosa de Juan Pascual de Mena del siglo XVIII. Le acompaña un Cristo Yacente, obra del siglo XX de los talleres Olot. Ambos pasos salen el Sábado Santo y en ella suela haber banda de tambores. Hay otras imágenes importantes y que despiertan gran admiración durante la Semana Santa, como la de Jesús de la Salud, también llamado de ‘Los Gitanos’, el Cristo de los Alabarderos o la Virgen Dolorosa, entre otras.
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