El Teatro Real desde la Plaza de Oriente. Foto: Fernando Chorro. |
Por su parte, el Teatro Real pagó a la compañía, en
la que actuaba la
célebre contralto Marietta Alboni, una cifra descomunal para la época, 10.000 reales por función. La favorita se había estrenado diez años
antes en la Ópera de París.
La construcción del Teatro Real pasó por muchas vicisitudes. Se levantó muy cerca del lugar que había
ocupado el viejo Teatro de los Caños del Peral, en la plaza del mismo nombre,
hoy plaza de Isabel II (Ópera). En aquel viejo teatro se reunieron las Cortes
Españolas a la vuelta de Cádiz, en 1814, tras la Guerra de la Independencia. Aquel
edificio, inaugurado en 1738, fue derribado por su estado ruinoso en 1818,
durante el reinado de Fernando VII.
Ese mismo año, por encargo del rey, el arquitecto Antonio
López Aguado proyectó el Teatro Real y se iniciaron las obras, en parte para
paliar la falta de teatros en Madrid en ese momento. Tras la muerte del
arquitecto se hizo cargo de su construcción, en 1831, el arquitecto Custodio Moreno.
Siete años después y durante trece años se suspendieron los trabajos por
problemas económicos, agravados por encontrase las obras sobre varios cursos de
aguas subterráneas.
Finalmente, tras una inversión de 42 millones de pesetas,
el Teatro Real pudo inaugurarse en 1850. En aquellos momentos sólo estaba
terminada la fachada frente al Palacio Real, en la plaza de Oriente, obra de Joaquín de la Concha,
que la decoró con estatuas de dioses griegos y musas. Era, probablemente, el teatro
más caro del mundo. Con capacidad para 2.000 personas y el mayor escenario de
Europa, resultó un lujoso edificio, aunque siempre inacabado, y con unos
cimientos cuya profundidad es de seis plantas.
Teatro Real desde la Plaza de Isabel II. Foto: F. Chorro |
En los años previos a la guerra civil el edificio
estaba en mal estado y fue convertido en polvorín. Más tarde se realizaron
obras de restauración, a cargo del arquitecto José Manuel González-Valcárcel,
siendo reinaugurado en 1966.
Teatro de la ópera
La última gran reforma se realizó entre 1991 y 1997 bajo la dirección de Francisco Rodríguez Partearroyo y González-Valcárcel, que falleció en 1992 a causa de un infarto en el propio teatro durante una visita de periodistas. Su hijo y miembro de su equipo, Jaime González-Valcárcel, continuó su labor en la maquinaria escénica.
Con esta
reforma, que costó 20.000 millones de pesetas, el Teatro Real, teatro de la
ópera de Madrid, fue dotado de camerinos colectivos para 324 personas, once
camerinos individuales, salas de conferencias, zona de exposiciones, salas de
ensayo y casi 3.500 m2 de talleres y almacenes. Su aforo actual es de 1.750
espectadores, dispone de 28 palcos y palco real de doble altura. El estreno absoluto se realizó con la ópera Divinas palabras,
de Antón García Abril, protagonizada por el tenor Plácido Domingo. Unos días después, la
mezzosoprano Teresa Berganza abrió en el mismo escenario un ciclo de recitales líricos.
El Teatro Real aparece mencionado en algunas de las
mejores obras de Benito Pérez Galdós, como en La desheredada, Fortunata
y Jacinta o
Torquemada en el Purgatorio,
especialmente la zona del paraíso, también llamada ‘gallinero’.
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