Calle del Correo desde Pontejos. Foto: F. Chorro |
La calle comunica la Puerta del Sol con la plaza del Marqués viudo de Pontejos y discurre entre los dos edificios más antiguos de la Puerta del Sol: la Casa de Correos, hoy sede de la Comunidad de Madrid, y las Casas de Cordero. Este edificio y la plaza Pontejos a su espalda ocuparon el lugar del convento de San Felipe tras su derribo durante la desamortización de Mendizábal, en los años 30 del siglo XIX. Esta operación urbanística dio más anchura a la calle del Correo para facilitar el tránsito de los carruajes de la correspondencia.
Tradicionalmente, la correspondencia madrileña estuvo a cargo del correo mayor de Castilla, que por concesión real durante generaciones obtuvo la familia Tassis. En el desaparecido palacio del conde de Oñate, en la calle Mayor, junto a la Puerta del Sol, los madrileños depositaban sus cartas tras una de las rejas.
Entre Sol y la Casa de Postas. Foto:A. Castaño. |
El sistema de postas establecido por los Tassis cada 15 o 20 kilómetros de recorrido permitía cubrir trayectos diarios de entre 150 y 200 kilómetros. En cada parada de postas el jinete correo cambiaba de caballo y era acompañado de otro jinete (postillón) hasta la siguiente casa de postas. Allí era sustituido por otro postillón y aquel se volvía a su posta con ambos caballos, mientras el correo tomaba un caballo de refresco.
El transporte de viajeros entre postas, que a la vez servían de posada para viajeros, empleaba también postillones que iban delante de los carruajes para marcar la ruta y comunicar cualquier incidente.
El servicio de Postas y Correos se modernizó con los Borbones. Felipe V asumió la mejora de la red viaria que agilizara el servicio postal, que pasó a depender de la Corona. La sede madrileña de Correos estaba en un edificio de la cercana calle de Postas, a cargo del cartero mayor, que seleccionaba las cartas y exponía una lista con los nombres de los destinatarios. En 1756, con Fernando VI, se creó en Madrid el primer servicio de carteros, integrado por 12 vecinos, uno por cuartel o distrito, donde cada uno vivía y conocía a sus vecinos, modo de asegurar que la carta llegaba a su destino.
La Casa de Correos de la Puerta del Sol se construyó en tiempos de Carlos III, entre 1766 y 1768. Uno de sus dos patios se utilizaba para despacho de cartas y el otro, con acceso desde la calle del Correo, para caballerizas.
Esquina de Correo con Puerta del Sol. Foto: F. Chorro. |
A finales del siglo XVIII, por el creciente volumen del correo, se construyó en la misma calle, detrás de la Casa de Correos, la Casa de Postas para la carga y descarga de las sacas de la correspondencia.
Desde mediados del siglo XIX el transporte por ferrocarril, más rápido y seguro, fue sustituyendo el servicio de postas, que aún se mantuvo muchos años.
A principios del siglo XX el Palacio de Comunicaciones, en la plaza de Cibeles, hoy sede del Ayuntamiento de Madrid, reemplazó en sus funciones a la Casa de Correos. La calle del Correo adquirió otras funciones, dedicados sus edificios principales a gobernación y seguridad del Estado.
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