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30 julio, 2024

Agua de Madrid, la calidad en el grifo

Imagen del río desde su escarpada orilla. Un antiguo puente de piedra comunica sus rocosas orillas.
El río Lozoya aporta el mayor volumen de agua.
En 1849 se realizó un informe sobre la calidad de las aguas del río Lozoya, con vistas a abastecer a la población de Madrid. La principal conclusión del estudio decía: «La del Lozoya es de una pureza tal que según los análisis puede compararse al agua destilada, de tal modo que sus cualidades como agua potable la hacen superior a las de Puerta Cerrada» (en esta plazuela nacían las aguas de las Fuentes de San Pedro, tan apreciadas por los madrileños).

El informe del Lozoya lo realizaron tres miembros ilustres de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid: Juan María Pou y Camps, Manuel Jiménez y Manuel Rioz. Menos de una década después, en 1858, se inauguró el Canal de Isabel II, cuando ya era evidente que los antiguos viajes de agua se habían quedado pequeños para la ciudad. Actualmente, esta empresa pública suministra agua potable a seis millones y medio de habitantes de la Comunidad de Madrid.

La excelente calidad del agua de Madrid hace que esta sea la comunidad española con menor consumo de agua envasada: 19,6 litros de media por habitante frente a 64,3 litros de media en las demás regiones, según datos gubernamentales de 2022. Desde ese año, una normativa nacional favorece a los consumidores, que pueden solicitar agua de grifo gratis en bares y restaurantes, cuya obligación es ofrecerla a sus clientes.

El agua de Madrid, reconocida como una de las mejores de España y del mundo, es blanda, de mineralización débil y baja salinidad, debido a que sus 13 embalses se hallan en zonas graníticas de la sierra, donde se captan las aguas de seis ríos que suministran el 90 por 100 del agua: Lozoya, Jarama-Sorbe, Guadalix, Manzanares, Guadarrama-Aulencia y Alberche. El río Lozoya cuenta con cinco de esos embalses, que almacenan el 62 por 100 del agua de la región. Además, los exhaustivos controles de calidad (una red de estaciones de vigilancia automática –EVA- realiza 20 análisis por minuto) y las 14 estaciones potabilizadoras (un total de 52,6 metros cúbicos por segundo) preservan su calidad y buen sabor. 

Una de las charcas que forma el arroyo, rodeada de rocas de granito y vegetación.
Uno de los arroyos del tramo inicial del Lozoya.

La aportación media de agua de estos embalses ha disminuido en las últimas décadas por efecto del cambio climático, siendo ahora de unos 612 millones de metros cúbicos al año. Desde que existen registros, el año de mayor aportación fue 1941 (1.756 metros cúbicos) y el de menor aportación 2005, con 237,7. 

El consumo medio por habitante y día se sitúa en unos 121 litros de agua. Un uso responsable del agua, a través de pequeños gestos diarios, puede ayudar a reducir la cantidad de agua que utilizamos. Uno de los más efectivos es no utilizar el váter como una papelera, es decir, no arrojar al inodoro toallitas, ni productos de higiene femenina, preservativos o bastoncillos y otros residuos sólidos, que deben arrojarse a otros recipientes. A diferencia del papel higiénico, que se descompone pronto al contacto con el agua, las toallitas tardan mucho tiempo en descomponerse y causan atascos en domicilios y en la red de saneamiento.   

La calidad del agua de consumo se puede consultar en la página web de la Comunidad de Madrid o la calidad del agua en toda España a través del Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC).