Cava de San Miguel. Foto: S.C. |
Felipe II quería que aquella plaza del Arrabal, que ya acogía un mercado libre del pago de impuestos, por estar fuera de la ciudad, se convirtiera en un gran mercado y que el espacio dejado por la muralla y la cava pasara a ser una nueva calle. Se trazaron los primeros planos, pero el proyecto de la nueva plaza no se llevó a cabo hasta el reinado de su hijo, Felipe III.
La plaza del Arrabal tenía una gran inclinación hacia la parte de la cava. Fueron necesarias toneladas de tierra para nivelar el suelo de la plaza. De este desnivel da cuenta la escalera de piedra del Arco de Cuchilleros, que da salida a esta calle desde la Plaza Mayor. Por este motivo, la fachada trasera de las casas de ese lado la plaza fueron en su día las únicas de Madrid que tenían una altura de ocho pisos. Estas fachadas están inclinadas hacia adentro y con bloques de piedra en la parte baja para servir de contrafuerte a la plaza. La calle tiene un recorrido en curva que continúa por la calle Cuchilleros hasta la plaza de Puerta Cerrada, de acuerdo con el trazado de la antigua muralla y su foso.
Mercado de San Miguel. Foto: S.Castaño. |
La Cava de San Miguel se llamó así por ser el camino que conducía a la antigua iglesia de San Miguel de los Octoes, que estaba junto a la muralla y cuyas primeras referencias datan de principios del siglo XIII. Fue derribada en 1810, en tiempos de José Bonaparte, el rey intruso. Su solar se convirtió en zona de mercado y un siglo después, en 1915, se construyó el Mercado de San Miguel, un pintoresco ejemplo de la arquitectura del hierro en Madrid, cuyo interior es hoy un mercado moderno y espacio de degustación gastronómica.
Esta pequeña calle, que va desde la calle Mayor a la calle Cuchilleros, pasando por el Mercado de San Miguel, es una de las más conocidas por sus numerosos bares, restaurante y mesones, muy frecuentados por turistas en su visita al Madrid de los Austrias.
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